Eliminación de toxinas: el agua ayuda al hígado y a los riñones a limpiar el organismo de sustancias nocivas.

Mejora de la digestión: activa el funcionamiento del tracto gastrointestinal y previene el estreñimiento.

Aceleración del metabolismo: beber agua por la mañana ayuda al organismo a procesar los alimentos más rápidamente y a quemar calorías.

Hidratación después de dormir: durante la noche, el organismo pierde humedad y el agua ayuda a restablecer el equilibrio.

Salud de la piel: una cantidad adecuada de líquido ayuda a hidratar la piel, dejándola fresca y radiante.